viernes, 10 de febrero de 2012

De hombres y mujeres…

Los últimos comentarios de Franccesca sobre lo bien que les vendría a las mujeres la posibilidad de “alquilar maromos” llevaba días rondándome en la cabeza.

Después de darle muchas vueltas, me decidí a chequear de primera mano la viabilidad de una empresa de estas características. Mi sorpresa fue comprobar que cuando uno demanda en Internet estos servicios,  solo se encuentra con páginas que ofrecen “escorts” o acompañantes, ilustradas con fotos muy sugerentes y todos los datos y medidas que se puedan requerir…

Siguiendo la idea de mi amiga, lo interesante sería cubrir las necesidades que muchas veces tienen las mujeres de una compañía masculina. Me pongo manos a la obra y redacto unas líneas a modo de anuncio.
“Mujer: ¿te sentirías más cómoda si vas acompañada a esa boda o cena de amigos? ¿necesitas una compañía para ir de compras o al cine? Ya tienes la solución… un hombre atractivo, inteligente, culto y seductor. Te presentamos a la persona ideal para acompañarte hoy. Alguien con quien reír y que te haga sentir guapa y segura de ti misma…”.

Le sigo dando vueltas, cada vez más seguro de las posibilidades de un emprendimiento de estas características. Necesito la opinión de mi amiga. La llamo por teléfono.
Franccesca estaba viendo TV. En un canal de deportes repetían la final de tenis del Open de Australia entre Djokovic y Nadal.
Yo reconozco que me puse muy pesado la semana anterior hablándole del partido y ella pensaba que yo exageraba demasiado.
“Esto es una locura” me suelta del otro lado del teléfono. “Llevo más de 5 horas sentada viendo a estos dos anormales maltratándose sin parar a base de raquetazos. Qué aguante. Qué físicos”.

Le cuento mi idea a Franccesca. Se muestra entusiasmada y eufórica.
Caigo en la cuenta de que mi amiga está influenciada por casi 6 horas de sudor y despliegue físico de dos deportistas de altísimo nivel. Testosterona a raudales sobre una pista de tenis.
Me cuenta el final del partido, momentazo en el cual el jugador serbio se deja el torso al descubierto en un alarde de abdominales, y desgarra la camiseta al estilo del mejor Hulk de hace unos años…

Franccesca está en éxtasis después de presenciar la épica final.
“Me encanta la idea” me dijo. “Cuenta conmigo”.
¿Estás segura? insistí.
Sí, sí, me dijo, yo me encargaré de hacerles el test de aptitud a los postulantes…
Pensé ¿test de aptitud? Esta Franccesca…

M.

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