Me fui a Copenhague el otro día y madre del amor ¡¡como
se las gastan por ahí!! Que maromazos
altos, rubios, cual Thores sacados de la mitología…. ¡Por Dios!
Y lo mejor es que se flipan por las latinas que da gusto.
He venido que me siento modelo de pasarela de Victoria’s Secret… por-fa-vor.
Ahí estaba yo, con mi amiga, en un bar normalito y
teníamos como una docena cada una de rubios altísimos educadísimos que nos
querían invitar a tomar algo, bailar y si colaba salir juntos del bar para ir a
disfrutar de la noche.
Mi amiga y yo no es que seamos feas, pero tampoco nada
del otro mundo, pero os juro que allí era increíble, llamábamos la atención por
dónde fuéramos. Lo que pasaba también es que ella y yo somos muy españolas,
escandalosas, que nos reímos a todas horas muy alto y todo es excusa para
fiesta. Entonces claro, en esos mundos rubios silenciosos dos morenas, riéndose
a carcajadas en mitad del súper por los nombres raros daneses que tienes los
productos de las estanterías llaman la atención.
La estancia cundió lo suyo. Nos hemos pasado unos ratos
fabulosos con la mitología danesa, tenemos muchas casas donde nos podemos
alojar por la patilla cuando regresemos y la autoestima va por los aires. ¡Vivan
los mundos nórdicos y mis genes latinos!
F.