viernes, 29 de abril de 2011

Franccesca


Os presento a Franccesca:

Estábamos en clase de informática y en ese instante el profesor nos acababa de entregar un ejercicio de Excel a realizar. Levanté por un momento la cabeza y advertí la expresión compleja de esta chica mientras leía el enunciado del problema. Sus escandalosos ojos azules revolotearon en sus órbitas y las muecas que dibujaban su boca dramatizaban sobremanera la tarea a realizar.
Cuando sus ojos volvieron en sí y nos cruzamos las miradas, no pude disimular una carcajada. Su sonrisa devuelta fue suficiente para explicarle a la salida de clase el ejercicio encomendado.
Llevábamos apenas un par de meses de curso y reconozco que los ojos de Franccesca y su cautivante sonrisa no me habían sido indiferentes. Aún así, no habíamos entablado conversación más allá de los saludos de rigor de cada día.

Creo que la catalogué de charlatana cuando escuchaba su tono de voz prevaleciendo en el murmullo. Sus gestos exagerados, sus aires fiesteros y también su marcada personalidad, me hacían guardar distancia.
Franccesca va siempre impecablemente vestida (los abalorios de rigor a juego), señal inequívoca de su gusto por la moda. También me da la impresión de que se puede sentir muy a gusto comentando los modelitos de turno y los sombreros ostentosos de las hijas de la duquesa en la pasada boda real.

Mi primer café con Franccesca cambió radicalmente mi visión hacia ella. Sus aventuras del día a día me dejan desencajado (ahora a mí) y su gracia y su arte ilustran cualquier situación cotidiana de una manera especial.
Condicionado como el perro de Pavlov con la campanilla, ahora estoy yo de su sonrisa y de sus cuentos. Así que espero deseoso cada encuentro con Franccesca para que me cuente sus aventuras.

Esta es nuestra ventana particular, a la red y al mundo. Te invitamos a que seas partícipe de nuestros encuentros y desencuentros, nuestras fantasías, nuestras alegrías y también, por que no, nuestras reflexiones…

Bienvenido.

Mario.