domingo, 29 de enero de 2012

Rebajas

¡Aaaay las rebajas! Que locura las rebajas. Habría que hacer varios estudios y ni así se entenderían.  Hay una serie de incógnitas que son claros expedientes exis. ¿Qué le ocurre a las mujeres en rebajas?  Y la ropa, ¿de verdad es la de temporada? Yo tengo mis teorías y mis estrategias para las rebajas. Un claro expediente exis es lo que le ocurre a la ropa en determinadas tiendas pues parece que estás en el baúl de los recuerdos. Los muy listos ponen las cosas de temporadas anteriores a precios nada baratos para ser artículos pasados de moda aunque lo que no tiene desperdicio es la cara dura con la que te los meten a “precios de regalo”. ¿Y qué me decís del efecto cazadora agresiva que le ocurre a casi todas as mujeres en momentos de rebajas? Una regla básica es que si encuentras algo que te gusta colgado en una tienda, como tienes una media de 3 cazadoras a los lados y 2 más a la espalada debes de pasar de esa prenda so pena de perder la mano en la lucha por ver quién se hace con el chollo antes. Tu ves la prenda que te gusta y pones cara de póker, pasas de largo mientras sigues observándola como quien no quiere la cosa y cuando estás segura de que es lo que quieres en cuestión de 3 segundos te acercas directa a ella, la descuelgas rápidamente y te das a la fuga antes de que alguna loca agresiva te arranque la mano por quedarse ella con eso que quieres tú aunque no sepa ni qué es, lo que importa es que como tú lo quieres, ¡bueno será!  ¿Y esos probadores que parecen  la Isla de Java tras el tsunami? Llenos de papeles y porquería que no sabes ni de dónde ha salido. ¿Y el griterío que hay en ellos? “Maríaaaaaa”, dice un probador, “Queeeeeeeeeeeeeeeeee”, responden de fuera, “Que me busques una talla maaaaaaaaaaaaaasss”, “¿De cuaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaallll?”, “Hijaaaa, del pantalón amarilloooooooooooooooooo”, “Voooooooooooooooooy”. ¿Y esas madres guardaespaldas que protegen a sus hijas cual “Kevines Costeneres”? Tú vas tan tranquila, te pruebas el asunto y sales a verte al espejo decente que hay en el pasillo de los probadores y ahí están ELLAS, con cara de malotas, reservándole sitio frente al espejo a la hijita de turno que no quiere salir del probador porque tiene la edad del pavo y todo le hace gorda pero ellas ahí, usando reflejo del espejo para nada y tú tratando de encontrar un sitio chiquito para verte lo divina o el miedo que das con eso que te estrás probando… eso sí, con un ojo en el espejo y otro en el probador que como lo vena vacío en cuestión de segundos ¡te quedas sin él! Mira, ¿ves?, otra ventaja de tener maromo, te aguanta el bolso mientras luchas por alguna cosa, te guarda el probador mientras te analizas milimétricamente en el espejo, te dice que estás preciosa aunque te quede fatal pues el pobre lo que quiere es irse de una vez, te aguanta las cortinas mientras te cambias y así no le enseñas tu cuerpo serrano a las demás mientras te pruebas algo y al final hasta te lleva las bolsas de las compras… pobrecitos, el cielo se ganan los novios durante las rebajas, ¿cómo no ir con ellos al fútbol o ir a ver esa peli tan de tíos de vez en cuando? Ves, ¡si sabía yo que me faltaba algo! Una buena idea sería que pusieran tiendas de alquiler de maromos para las rebajas, tú te alquilas uno para la mañana y el churumbel te acompaña a la cacería. Y ya puestos, que no fuera sólo para rebajas, que se pudieran alquilar para bodas, fiestas de exalumnos y reuniones familiares con abuelas impertinentes que si te ven con maromo te dejan tranquilas. ¿¿A que me monto una tienda de esas?? ¡Seguro que me hago millonaria!
F.

martes, 17 de enero de 2012

Propósitos y pensamientos positivos…

El otro día jugamos con Franccesca a confesarnos los propósitos para el año recién estrenado. Ella maneja una lista muy clara y concisa. Mis deseos tampoco son muchos (la crisis parece que también afecta nuestras proyecciones), pero si reconozco que en mi lista, se repite algún propósito sin solución de continuidad…
Yo recito, dar con el trabajo ideal, encontrar esa cualidad para la cocina que me imagino escondida, ampliar mis conocimientos en la lengua de Shakespeare y mejorar mis resultados deportivos.
No debo mostrarme muy convincente al enumerar mis propósitos, por lo que mi amiga me incita a ser positivo. Ella es una devota confesa de El Secreto y de la Ley de la Atracción y hace tiempo que intenta atraerme hacia estas enseñanzas, también con ejemplos y testimonios de experiencias propias.

Hoy, por fin, consiguió sacar de mi boca un “sí quiero”, así que este año me dejaré llevar por todos los consejos de esta corriente en pos de conseguir estos anhelados y postergados deseos.
Me digo ¿por qué no? El bueno de Will Smith se declaró seguidor de esta filosofía y habla del poder de nuestros pensamientos, de que las cosas que deseamos son posibles si realmente nos las proponemos.
Yo también quiero conseguir lo que El Secreto pregona, una vida llena de prosperidad con relaciones exitosas y mucha espiritualidad.

Manos a la obra…
Llevo unos días leyendo este best seller y también visionando los videos que pululan por Internet. Hacen hincapié en nuestra mente y en el poder de los pensamientos. Cuando la mente está relajada y acepta una idea, el subconsciente empieza a trabajar para ejecutarla y convertirla en realidad.
Franccesca consideró que ya puedo ir comprobando alguna de las posibilidades de mis pensamientos.
"Esta noche no necesitarás despertador", me soltó. Me dijo que encargase la solución a mi subconsciente y que recibiría la respuesta.
"Antes de dormirte piensa en la hora exacta en que deseas despertarte"…
Funcionó!!!

Estoy nervioso, ansioso y con ganas de seguir adelante. Leo “La acción es su pensamiento y la reacción es la respuesta de su mente subconsciente”.
Ya me imagino disfrutando como un enano en el próximo trabajo, hablando como un nativo junto al Támesis y recibiendo una medalla en el podio.
Me siento excitado e impaciente.
Voy a seguir probando…

M.

sábado, 7 de enero de 2012

Que cruz...

Creo que ya os hablé de me abuelita. Sí, esa señora obsesionada con casar a todas sus nietas con hombres de bien, con carreras que en su época eran las importantes, da igual médicos, que abogados, con tal de que ella piense que ganan mucho dinero. En eso se basa la cosa, que ellos mantengan a sus nietas. Viva la liberación femenina de la época de Maricastaña.
El asunto es que con motivo de las Navidades pues ya se sabe, se tiene más trato con la familia que durante el resto del año. Pues bien, una tarde de diciembre, de estas tardes de café, galletas y turrones alrededor del árbol de Navidad vino mi abuelita a casa a pasar la tarde. Sus dos preguntas de rigor son si tienes trabajo y si tienes novio. El caso es que tengo un trabajo nuevo en una empresa muy buena donde cualquier persona pensante se sentiría orgullosa de que un pariente o amigo trabajase allí. Pero claro, mi abuelita es harina de otro costal. Tras enterarse de que trabajo en esta multinacional, en vez de decirme lo orgullosa que se sentía de mi logro va y me suelta: “¿Pero no irás a trabajar vestida así, no?” Dejadme aclara que una estaba divina de la muerte con una falda fashion larga color crema y jersey de cuello vuelta negro con collar XL a juego con el modelito, el pelo en moño de fiesta y botas inspiración invierno en Canadá. En fin, divina, preciosa y estilosa estaba la Franccesca para recibir a su abuelita a tomar el café. El asunto es que tras esa pregunta me pone cara de desaprobación, me mira de arriba a abajo y me suelta otra perla: “¡Y no adelgaces más que si no, no vas a encontrar marido!”. Ahí estoy yo, sirviéndole el café con unas ganas de tirárselo encima que ni os imagináis. Se ve que la señora agarró carrerilla y no paraba de soltarme perla tras perla. En resumidas cuentas a mi abuela le importa un rábano si me gusta mi trabajo, ni siquiera en qué consiste. Su mayor preocupación se centra en que yo enganche a uno de los jefazos de la empresa y lo haga mi esposo. “A ver nieta, tienes que llevar minifaldas al trabajo, que hay que enseñar esas piernas, y eso de cuellos vuelta nada, escote y ni se te ocurra recogerte el pelo que a los hombres les gusta la melena suelta en las mujeres” Yo no podía ni gurgutar, flipando en colores estaba, vamos, que daba igual que estuviera en la cafetería sirviendo cafés, de limpieza o en el departamento internacional… lo que importaba es que habían jefazos a los que cazar con una buena minifalda, un escote de vértigo y una melena el viento.  Que triste, da igual los méritos que haga, hasta que no pille un marido con un buen puesto, pero algo tradicional que mi abuela entienda, no vaya a pillarme un diseñador, o un programador de videojuegos y ya ni qué decir si es de raza oscura…¡completamente desaprobado para la señora! Si ya veo que no se quedará tranquila mi abuela y no me dejará en paz porque me juego la minifalda a que cuando pille “mario” me dará la lata con los “churumbeles”. ¡Agotador! 
F.