sábado, 31 de diciembre de 2011

Preparado para despedir el año...

Ya falta poco tiempo y yo creo estar preparado…
Petardos para explosionar, una buena ración de lentejas antes de las uvas y las maletas preparadas para dar una vuelta por el barrio después de medianoche.
Sobre la ropa interior, las abuelas aconsejan bombachas rojas, rosadas o amarillas para atraer la buena fortuna en el año venidero. Yo me inclino por la tradición de Filipinas y me agencié de unos flamantes calzoncillos a lunares, al tiempo que junté un montón de monedas para llenar los bolsillos en busca de prosperidad.

A pesar de algunas profecías sobre cataclismos, yo me dejo llevar por la corriente de los que ven en la cifra 2012 un nuevo ciclo, un cambio…
En términos bíblicos, hablan del término de una fase de oscuridad para el género humano y el comienzo de un nuevo período o “ciclo de la luz”.

Esta teoría se basa en cuestiones planetarias, un cambio astronómico que impacta significativamente en nuestro comportamiento. Un cambio que se produce de manera cíclica y que afecta a las radiaciones que recibimos.
Algo así como salir de la oscuridad para ir a la luz. Significa, quizás, un aprender a vivir, estar en un estado de conciencia permanente…
Me gusta esta idea.


Como siempre, la lista de propósitos y deseos es grande. No puedo evitar continuar con la tradición y aferrarme a ella para imaginar un buen año.
Miro el reloj. Ya quedan solo unos minutos. Qué nervios!!!
Voy a llamar a Franccesca para transmitirle mis mejores deseos para el 2012. A los amigos de la red, a los compañeros de la blogosfera, a todos…
FELIZ AÑO!!!

M.

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