domingo, 15 de mayo de 2011

“Tatata táaa, tata tatatata, tatatáaa…”

El otro día cuando iba hacia el trabajo me crucé con una madre que llevaba a su hijo pequeño en una silla. A medida que me acercaba me llamó la atención como la señora vocalizaba y hablaba alto y claro. Imaginé que estaba hablando por uno de esos teléfonos móviles tan sutiles y delicados que llevan el auricular metido en la oreja. Mi sorpresa fue mayúscula cuando comprobé que no era una conversación telefónica sino que el diálogo lo mantenía la madre con su hijo…
“Sabes, esas fotos colgadas por la plaza y en todas las farolas son las caras de los candidatos a las próximas elecciones. Están ahí para que la gente los conozca, para promocionarse, así luego los ciudadanos los votan y eligen a quien les representará en el Ayuntamiento”.

Yo no salía de mi asombro cuando el niño parecía responderle… “Tatata táaa, tata tatatata, tatatáaa…”

Me quedé por un momento absorto mirando las fotos a gran escala con los rostros de los candidatos, mientras mi mente buscaba una explicación a la escena que acaba de presenciar. Los políticos se muestran todos sonrientes, pulcros y creíbles (Photoshop mediante)…
Caí en la cuenta de que enseguida nos bombardearán con las encuestas previas y los porcentajes de intención de voto correspondientes. Les seguirán los sondeos a pie de urna y finalmente el resultado después del escrutinio.
Llega el día de las elecciones y yo confieso que cada vez siento más pereza para ejercer mi derecho a voto. Independientemente de la dichosa crisis que no amaina y a pesar de los primeros planos relucientes que nos rodean, yo no me decido. 
La credibilidad de los políticos está cada vez más en entredicho. Promesas incumplidas, corrupción a todos los niveles, programas vacíos y mítines en los que solo se hace acuse y derribo del contrincante de turno.
Me gustaría pensar en realidades, me gustaría tener la inocencia de ese niño...

Si tuviera poderes, imagino que emularía a un superhéroe poniendo a prueba a cada uno de los dichosos políticos (a modo de examen de conciencia). Los haría mirar sin pestañear a los ojos de cualquier niño, los que vemos en la TV ó los que salen cada día en las portadas de cualquier otro medio de comunicación. Ellos no pueden controlar su destino. Su presente y futuro está marcado por la desigualdad, la explotación, la exclusión y las guerras… 
Mucho me temo que no serían capaces de superar la prueba…
Miro una vez más las caras de los políticos mientras repaso mis opciones de voto para estas elecciones.
Sigo caminando, con el legítimo deseo de un futuro mejor para nuestros hijos…


Mario

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