jueves, 28 de febrero de 2013

De ligues, fantasías y apariencias…

Seguimos aquí, porque el mundo no se acabó. El mundo se acaba, claro, pero todo a su tiempo…
Yo me encuentro enfrascado en poner en práctica todos los propósitos que apunté cuando el año que dejamos expiró. Y en esas estoy…
Cuando leía los comentarios de Franccesca sobre su aventura por tierras nórdicas, me acordé que alguna vez leí que uno de los propósitos más repetidos de la gente ante un nuevo año es conseguir pareja, o en su defecto, el cambio por una mejor…

Puedo imaginarme todos los centímetros de mi amiga paseando su gracia y sus genes latinos por Copenhague. Y entiendo perfectamente el revuelo de los machos del lugar ante tanta gracia y desparpajo.
Se me vienen a la cabeza imágenes de tiempos de salidas, de “marcha” por los antros de moda, de ligues… Qué pereza me da!!! y qué bajón tener la sensación de que ya no estoy para esos trotes…
Reflexiono también por un momento sobre las técnicas que utilizaba para “entrarle” a una chica. Un momento, que los veo venir… No se vayan a pensar que soy de la época del garrotazo en la cabeza y arrastrar por los pelos a la susodicha hasta la cueva…
Si me tocó la época del “estudias o trabajas”, aunque con los tiempos que corren, seguro que alguno no comprenda de qué va la cosa…
Hoy con tanta informática y tecnología, lo de flirtear es algo de dominio público y el mercado de webs de contacto y sus respectivas aplicaciones para el móvil va in crescendo…

El pasado domingo fue la glamurosa gala de los Oscar. Según los entendidos, la preciada estatuilla estuvo repartida y la fiesta fue una reafirmación americana, hasta Mrs. Obama tuvo el encargo de abrir el sobre de la mejor película… En la alfombra roja destacó, cómo no, la bella Charlize Theron.

Pensando en la anécdota que nos contó Franccesca de lo sucedido en el baño de señoras, tengo claro una cosa… Puedo fantasear hasta la saciedad con la guapísima sudafricana, pero me cuesta tantísimo imaginármela haciendo ese tipo de conciertos en do mayor, aunque sea en la soledad más absoluta de su cuarto de baño. Con lo guapa e inmaculada que está con ese vestido blanco es difícil de creer, aunque ya me lo recordó mi amiga, las apariencias engañan…

M.

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