lunes, 28 de noviembre de 2011

Estrés

Ya está el Mario y mi conciencia matándome con esto de la entrada que tengo que escribir y que llevo retrasada, ustedes perdonen.
Llevo dos semanas de infarto, con llamadas a deshoras para hacer exámenes de idiomas en plena calle, o a medio aparcar, con gente que grita o camiones que no paran de pasar a mi lado justo cuando una chica de recursos humanos quiere comprobar que hablo en alemán así como quien le pide a uno que cante la Macarena en pleno funeral. Mario tiene razón, ando medio angustiada, por no decir completamente, del dedo gordo del pie a la punta del pelo de loca que se me queda cuando tengo tanto estrés.
Es que es cierto. Estos de recursos humanos, como tienen taaaaantos curriculums en sus manos, ya no se acuerdan de que los que andamos buscando nómina somos gente de verdad con nuestras vidas y que a pesar de que buscas trabajo tienes otras mil y una cosas que hacer o trabajillos, llamémosle así, porque trabajo de verdad es cuando estás en nómina, asegurado y cotizando como Dios manda. El caso es que de lunes a viernes vives en un constante miedo de hacer cualquier cosa no sea que te vallan a llamar para preguntarte sobre tu CV o te quieran hacer examen en mi caso de cualquier idioma que es por donde yo me muevo. Si estás en el súper, vas a toda pastilla, no vaya a llamarte la de recursos y escuche de fondo, mientras le hablas en francés, que las lechugas están de oferta o que la semana del súper-ahorro comienza en menos de dos días. O si quieres tomarte un descanso, entiéndase hacer cualquier deporte, pasear o quedar con alguien, lo haces fuera del horario posible de llamada que no sabes en el fondo cuál es porque si resulta que también has aplicado al extranjero, donde la hora anda diferente… pues tu noche es su tarde y aunque creas que estás a salvo y a punto de ir a clase de yoga tu teléfono suena a las 9 menos 10: un tío de Canadá que te quiere hacer prueba de idioma. Adiós a tu clase de yoga y a tu relajación pues ese examen te deja atacada de la vida a unas horas intempestivas de la noche que ni todos los “fruses” que te eches de Flores de Bach en spray para relajarte podrán tranquilizar tu mente que va a mil por hora del subidón de adrenalina que te has agenciado. Ya puedes ir tu por ahí “frus, frus” para arriba “frus frus” para abajo, que no ganas para tantas Flores de Bach … que ni todo el bosque entero de Bach te va a tranquilizar la mente que vive en continua tensión desde el lunes a las 9 de la mañanas hasta el viernes a las 10 de la noche, momento en el que por fin te relajas y tras 5 días de tensión constante te entra un agotamiento tal que sólo puedes vegetar y cuando te vas a dar cuenta se te pasó el fin de semana sin pena ni gloria y ya estás de nuevo en la dinámica del estrés continuo del lunes y todavía te quedan 4 días más de la misma historia. Eso sí, se te queda un tipo divino de la muerte que puedes comer todo lo que engorda de la vida que con tanto estrés no engordas ni aunque en ello te fuera el contrato laboral.
F.

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