lunes, 18 de julio de 2011

Un monton de recuerdos‏.


Franccesca nos expresó su cóctel particular: disco, música y maromo de color, aunque no nos dejó clara su preferencia (garoto de Ipanema, mulato caribeño ó negro que se precie del África más profunda)…
Esta anécdota me hizo recordar a Shirley.
Nos presentó en la discoteca una amiga común y al poco de pasar la medianoche, yo ya estaba totalmente enamorado.
La extrema feminidad y sensualidad de esta mujer y su manera de moverse con cualquier ritmo, me hicieron caer rendido a sus pies.
Shirley era aprendiz de modelo, y no perdía ocasión de demostrar sus dotes a todo el que le rodeaba. Nuestras salidas resultaban un continuo modelaje y daba igual el destino de ocio elegido (cine, discoteca, restaurante, paseo por zona de shoppings, etc.).

Su actitud, que al principio me gustaba y congratulaba, después me empezó a resultar incómoda… Mi necesidad de pasar desapercibido en cualquier sitio público o quizás, simples celos de una mujer siempre observada y deseada.

Después de salir unas semanas, me propuso intercambiarnos unas fotos para sentirnos más cerca aunque estuviésemos separados. Cuando yo todavía no me había hecho la foto tipo carné, Shirley apareció con un primer plano de su rostro tamaño medio folio.
- Pero mi amor, con este tamaño ¿dónde quieres que te lleve?...

Cuando Francesca me contaba sus aventuras discotequeras, mientras jugaba y se acomodaba el pelo con esa gracia que le caracteriza, no pude evitar que se me removieran un montón de recuerdos…

Mario

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