La verdad que me ha sucedido una cosa en el baño de
señoras que nunca me había pasado. Cierto es que los baños públicos son
horrorosos, aunque sólo vayas para pintarte el ojo, es un lugar donde sólo
quieres estar 3 segundos y salir volando.
El otro día estaba sola en uno de esos baños, dándole
gracias al universo porque no hay lujo asiático mayor que poder estar tú y nada
más que tú en lugar así. Yo ahí, a lo
mío, cuando de pronto oí que entraba alguien, el lujo asiático ya duraba mucho.
La señora en cuestión entra en el baño de al lado, manda narices, tantos baños
y se mete al lado del mío…y nada, lo de siempre, escuchas como tu vecina se
prepara para la acción. A todo esto, yo estaba planteándome seriamente no beber
tanto líquido cuando esté fuera de casa para evitar tener que estar mil horas
enfriándome las nalgas. En esos pensamientos andaba mi mente cuando de repente oigo
que mi vecina empieza a echarse un concierto digno de baño de hombres, más que
de mujeres. Se me ocurrió hacer algo de
ruido, no vaya a ser que la concertista pensase que estaba sola y se estuviera
desahogando a gusto. Pues nada, aquella por mucho ruido que yo hacía, seguía
deleitándome con sus notas musicales que pasaban ya de musicales a olorosas.
Maldigo mil veces los 2 zumos de naranja y el té verde
que me había tomado hacía un rato que no me permitían ser rápida y salir
escopetada antes de morir asfixiada o del asco. Yo venga a toser, a pillar
papel, vamos, a hacer ruido, para ver si la otra se cortaba y nada: venga y
venga y otro y otro. Por fin terminé, salí y cuando me estaba lavando las manos
a toda pastilla sale la concertista y mi sorpresa fue mayúscula cuando veo a
una chica delgaducha y vestida divina de la muerte que sale y ni se lava las
manos ni dice hasta luego. Nadie diría que se pudiera uno echar esos conciertos
con ese cuerpo tan pequeño, y mucho menos pensar que a una chica tan glamurosa como aquella le daría
igual ocho que ochenta, que si ella tiene que tocar el concierto nº 4 en re
menor, te lo toca sin ningún tipo de tapujos.
Definitivamente las apariencias engañan y yo dejaré la
bebida.
F.
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